La Trilogía de Baztán es una serie original de la escritora vasca Dolores Redondo Meira. La autora se inspiró en locaciones de su región de origen para crear su obra consagratoria, la cual gira en torno a misteriosos asesinatos en escenarios sombríos cargados de referencias mitológicas. Su enigmática protagonista, Amaia Salazar, es la agente encargada de resolver los intrincados casos, en donde las apariencias siempre son engañosas. Por cierto, el trabajo de Dolores Redondo ha sido tan bueno que Amaia se encuentra entre las detectives que marcan tendencia actualmente en el mundo. Las reseñas recibidas han sido —en su mayoría— muy positivas; califican la trilogía como un trabajo ejemplar dentro del género de la novela negra, esto debido al detalle de los procedimientos policíacos descritos. Según el diario El Mundo, “el valle del Baztán y su capital, Elizondo, son distintos desde que la donostiarra lanzó su encantamiento en forma de una trilogía literaria iniciada con El guardián invisible y que ha cautivado a más de 700.000 lectores”. No en vano, ya existe un largometraje estrenado en 2017 (dirigido por González Molina) sobre el primer capítulo de la saga y se esperan las respectivas continuaciones. El guardián invisibleLanzado en 2013, es el primer capítulo de la Trilogía de Baztán, el cual engancha a los lectores desde la primera página gracias a sus lugares llenos de misterios y leyendas del Valle del Baztán, en donde transcurren los casos por resolver. Se trata de un enclave singular habitado en la actualidad por personas que aún creen en la existencia de figuras mitológicas. Entre ellos, Basajaun, un personaje protector de los bosques descritos magistralmente por Dolores Redondo.
Algo interesante es que gracias a esta serie de libros, Dolores Redondo logró ubicar a Baztán entre uno de los lugares de España más destacados que aparecen en la literatura. A medida que transcurren los hechos, la autora va introduciendo poco a poco la idea de la factibilidad de sucesos asociados con elementos paranormales. De esta manera, se incrementa la curiosidad y el interés por conocer el desarrollo de los acontecimientos. De entrada, el lector es impactado por el descubrimiento del cadáver desnudo de una adolescente colocada en una posición siniestra en las cercanías del río Baztán. Sin embargo, el crimen parece no estar aislado; un mes antes había ocurrido otro deceso de una chica (aparentemente en casos relacionados). Entonces, entra en acción la inspectora de homicidios Amaia Salazar, quien se hace cargo de las pesquisas a pesar de regresar a su tierra natal (un lugar de donde siempre ha querido alejarse). El conflicto interno de la protagonista es relatado en paralelo con las revelaciones de la complicada investigación. La trama muestra imágenes del pasado turbulento de Amaia, específicamente durante 1989, la época de su niñez. Los traumas infantiles no superados influyen en sus relaciones del presente con su marido James y su familia más cercana, compuesta por sus hermanas Flora y Ros, y su tía Engrasi. Dolores Redondo transmite a la perfección un sentimiento de suspicacia permanente hacia cada personaje nuevo que aparece. Al mismo tiempo, las cualidades paranormales de las hermanas y la tía de Amaia contribuyen de forma significativa a desvelar las interrogantes del caso. Por ello, la tensión y la incertidumbre se mantienen hasta el final. Resulta imposible en este libro no dejar de lado ciertos aspectos autobiográficos presentes en la obra, y es que ningún escritor escapa de ello. Algo sí es seguro, Dolores Redondo vivió una infancia rica en cuentos populares, situación que enriqueció su imaginación y que dio como resultado esta obra de arte.
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